Vivimos a la sombra de generaciones benditas por Dios

a la sombra de una civilización cristiana que heredaron, ya maltrecha, Nuestros Padres. En el lodazal de la posmodernidad ella nos cubre con su fuerza perenne ante un mundo alzado contra Dios y contra el hombre mismo. Para triunfar mañana es preciso mirar y amar lo que hubo detrás. Y para trascender nuestro tiempo ingrato es necesario volver los ojos y el corazón a las cosas Eternas. Cristo ha sido y es Luz de las naciones y Luz para cada hombre, en todo tiempo y lugar. 
La modernidad no es mas que la descomposición y desintegración de la Cristiandad. La rebelión se consuma en nuestros tiempos, en el que el hombre se constituye Dios, y en un mismo movimiento, se aniquila a sí mismo.  
De estas sombras de Cristiandad, de estos restos, surgirá la luz. 


¿Cuáles son las sombras de la cristiandad?

Las buenas costumbres y las virtudes, la cultura constituída alrededor del Evangelio, la vigencia de la Iglesia a pesar de su descomposición. La familia y el matrimonio, la heroicidad del mundo heleno-cristiano, la sublimación del hombre en Cristo Jesús.
Cristo traerá su Reino glorioso, cuando parezca que todo perdido está. Mientras, un resto, apenas una sombra, de aquello se conservará en un mundo sumido en tinieblas. Luego todo será restaurado.
Este es un espacio para pensar nuestra realidad, por demás compleja y confusa desde una postura tradicional contra la sinarquía plutocrática internacional que hoy reina rastreramente en la sociedad.

Comentarios

Entradas más populares de este blog